Alpasión: donde el Vino se convierte en un Viaje del Alma
En Alpasión, el vino es mucho más que una bebida; es el vínculo entre el hombre, la tierra y el alma. Desde la elección de las uvas hasta la etiqueta de la botella, cada detalle se teje con la esencia de la amistad, la pasión y el respeto por la tierra. La historia de la bodega es la culminación de un sueño compartido entre un grupo de amigos amantes del vino, quienes decidieron unir sus esfuerzos para dar vida a vinos honestos e icónicos, al pie de la imponente Cordillera de los Andes. Este proyecto, bautizado con el sugestivo nombre de Alpasión, encapsula la esencia misma de sus creadores: un matrimonio perfecto entre alma y pasión, según lo describe Ramiro Marquesini, su director ejecutivo.
Ubicada en el Valle de Uco, una región bendecida por la altitud y la riqueza vitivinícola, se erige como un oasis de viñedos ecológicos regados con agua mineral. Ahí, en un rincón privilegiado donde la tierra y el cielo se abrazan, se cultiva una filosofía de agricultura sostenible, cuidando no solo la calidad de los suelos, sino también el equilibrio de los ecosistemas y el bienestar de quienes lo habitan.
Pero Alpasión es mucho más que una bodega; es un santuario para los viajeros del alma. Su Lodge, diseñado por el prestigioso estudio de arquitectura Bórmida & Yanzón, ofrece siete habitaciones lujosas con vistas panorámicas a los viñedos y las montañas. Cada habitación está imbuida con los elementos de la naturaleza, desde el metal hasta el fuego, creando un santuario de serenidad y lujo.
Para aquellos que buscan una experiencia aún más cercana a la naturaleza, la bodega ofrece una zona glamping, donde el lujo se encuentra con la aventura. Siete tiendas de lujo, cada una con su propio jacuzzi privado y terraza, ofrecen un refugio de comodidad en medio de la exuberante vegetación.
Pero la experiencia culinaria que brindan es igualmente celestial. El restaurante, inaugurado en 2015, ofrece una experiencia gastronómica única, donde cada plato se prepara con técnicas ancestrales centradas en el fuego. Verduras frescas del jardín, carnes asadas a la parrilla y una selección de vinos propios y regionales completan esta sinfonía de sabores.
Por supuesto, no se puede hablar de Alpasión sin mencionar su sala de degustación, un templo para los amantes del vino donde se pueden apreciar las joyas enológicas de la región. Aquí, en medio de viñedos centenarios y vistas impresionantes, se puede explorar el alma del vino y descubrir su verdadera pasión.
Sumergirse en una experiencia premium que despierta los sentidos y rinde homenaje a la pureza de la naturaleza es tan fácil como dirigirse a la bodega. Este refugio vinícola, enclavado en las majestuosas tierras de la Cordillera Mendocina, es mucho más que un simple productor de vinos; es un santuario donde cada copa es una invitación para el alma.Como dijo María Cruz Cádiz, directora técnica del Instituto para la Calidad Turística Española, la calidad no es un lujo, sino una experiencia que trasciende el precio y se encuentra en cada momento que compartimos con aquellos que aprecian lo mejor de la vida.
Entre las hectáreas de viñedos la huella digital gigante, una obra de arte natural visible desde el espacio, que sirve como emblema de la bodega y refleja el compromiso con la autenticidad y la innovación. Certificada como orgánica por el Instituto Nacional de Vitivinicultura, Alpasión tiene una capacidad impresionante para producir 300,000 botellas de vino al año.