Cultura

Economía y perspectiva de género

El impacto económico, producto de la pandemia, afecta a las mujeres, los jóvenes y a los trabajadores informales. Dichos grupos son quienes han perdido más ingresos en este último tiempo, colocándolos bajo la línea de pobreza.


La preocupación económica es una situación que perjudica al mundo entero. Sin embargo, en Argentina las mujeres son quienes se vieron más afectadas. La tasa de desocupación aumentó a un 11,7% para la población en general, y a 13,1% para las mujeres. Las madres que están solas, encargándose del hogar y de los niños, son las que más sufrieron los efectos negativos de la economía. La actividad para mujeres con niños y cónyuge cayó 9,3 pp, mientras que para las mujeres jefas de hogar sin cónyuge la caída fue de 14,0 pp.

Ante esta situación, son los Estados los que tienen que trabajar para apaciguar la crisis y las necesidades. Ni bien comenzó la pandemia, el interés principal del Gobierno fue preservar la salud de las personas. Por ello, llevó a cabo una serie de acciones que ayudaron a la población a mantener sus ingresos, como el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) y la Asistencia al Trabajo y la Producción (ATP), se amplió la cobertura de la Asignación Universal por Hijo, la tarjeta Alimentar duplicó su alcance ante las cifras, se abrió el Progresar a más jóvenes, se otorgaron bonos al personal de salud, hubo asistencia a los sectores más perjudicados como el turismo. Estas medidas buscan sostener los ingresos de los hogares y asistir a los sectores más afectados. 

La verdadera inclusión es crear trabajo. Pero la crisis económica es urgente. Desde el Estado están trabajando en un presupuesto 2021 que incluye infraestructura de cuidados, la cual impulsa la generación de empleo en varios sectores como en construcción y aumenta las posibilidades de empleo para las mujeres. Además, buscan incluirlas en los sectores productivos, como en la obra pública, la energía, la industria y el transporte. Por último, se han puesto en marcha programas de empleo que impulsan trabajos y oficios de la economía popular.

Para que se lleve a cabo una recuperación sostenible y justa se requiere políticas públicas feministas.